Un nivel adecuado de autostima refleja una visión realista y amorosa de nosotros mismos, reconocer en nosotros cualidades positivas y negativas , y la voluntad de utilizar esta información para el desarrollo personal, emocional y social. La ausencia de autoestima impide la búsqueda del sentido de la vida, genera problemas de identidad, además de falta de confiana en uno mismo que induce a la necesidad de compararse e identificarse con modelos sociales, e impide comprender que cada persona es única e irrepetible.
Por ello, tener una buena autoestima implica ser conscientes de nuestras virtudes y nuestros defectos (autoconcepto) así como de lo que los demás dicen pensar de nosotros (heteroconcepto) y sentir hacia nosotros (heteroestima), aceptando todo ello en su justa medida, sin amplificarlo ni reducirlo, y sabiendo y afirmando que en cualquier caso siempre somos valiosos y dignos. Implica, por lo tanto, respetarnos a nosotros mismos, y también ayudar a los demás a hacerlo. La autoestima es el requisito indispensable para unas relaciones interpersonales sanas.